[Raúl Trejo, Raúl Fuentes y Enrique E. Sánchez publican Qué pasa con el estudio de los medios con el sello Comunicación Social Ediciones. Por Marta Frechilla]
El estudio de los medios
de comunicación no es estático, sobre todo cuando fenómenos como la irrupción
de internet y de los nuevos medios cambian radicalmente los esquemas de la
investigación en comunicación. Por eso, los mexicanos Raúl Fuentes, Enrique E.
Sánchez y Raúl Trejo, tres investigadores en comunicación de primera línea y
con una larga trayectoria a sus espaldas, se han sentado a escribir un nuevo libro en el que,
como su título indica, debaten Qué pasa con el estudio de los medios. Raúl Trejo nos avanza en esta entrevista algunas claves de la obra, publicada por
Comunicación Social Ediciones dentro de su nueva colección Espacio Iberoamericano, y que puede adquirirse tanto en edición tradicional
como en eBook en la web http://www.comunicacionsocial.es/.
Fuentes, Sánchez y Trejo, con un ejemplar de Qué pasa con el estudio de los medios, en la última edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. |
-La primera pregunta sería
precisamente ésa: ¿Qué pasa con el estudio de los medios?
-El estudio de los medios se
encuentra, hoy en día, en el centro de las preocupaciones de las ciencias
sociales. Ocurre, entonces, que se trata de un estudio creciente e
inevitablemente interdisciplinario y que transita, no sin dificultades, de los
ámbitos académicos a los medios mismos y viceversa.
-¿Por qué este libro es oportuno
en este momento?
-Porque a todo el mundo le
interesan los medios. Pero no todos, en todas las ocasiones, pueden convertirse
en analistas exprés de la comunicación mediática. El libro describe las
vicisitudes de la investigación acerca de los medios, la contrasta con otras
áreas de las ciencias sociales y enfatiza la necesidad de recuperar el espíritu
crítico en estos enfoques.
«El periodismo requiere de habilidades y
vocación específicas, sobre todo de una
intensa fascinación por la actualidad»
vocación específicas, sobre todo de una
intensa fascinación por la actualidad»
-En el libro hablan de que muchas
veces se confunde periodista con comunicador, cuando comunicador es un concepto
mucho más amplio que abarca a más profesionales. ¿Cómo lo definirían?
-En lo personal, me parece que el
comunicador es el que comunica. En
tanto que el comunicólogo es el que
estudia la comunicación. Comunicador, en efecto, es un concepto más ambicioso
que el de periodista. Pero el periodismo requiere de habilidades y vocación
específicas, sobre todo de una intensa fascinación por la actualidad, por la
noticia, que no necesariamente experimenta cualquier comunicador.
-Dicen en el libro «La
colectividad (de los comunicólogos) está todavía lejos de haberse dotado de una
identidad más o menos homogénea o una disciplina bien articulada que sustente
tal identidad». Pero seguro que cada uno de ustedes tiene claro, al menos desde
sus personales puntos de vista, qué es un comunicólogo...
-Se trata, para seguir con la respuesta anterior, del
especialista que se dedica al estudio de los medios de comunicación. Por lo
general, ese estudio se practica desde instituciones universitarias, pero cada
vez hay más espacio para él en gabinetes de asesoría en materia de
comunicación, ministerios gubernamentales, organismos sociales, etcétera. El
comunicólogo trata de entender las lógicas inherentes a la formulación y
propagación de mensajes, sus formas de transmisión, los efectos que pueden
contribuir a suscitar en los públicos, la situación de las empresas e
instituciones que comunican a públicos masivos, el uso de nuevas tecnologías,
los parámetros normativos para esas actividades, sus implicaciones económicas y
su historia, etcétera. Por eso se trata de una actividad que requiere de
enfoques multidisciplinarios.
«Los libros españoles suelen llegar a casi todos
nuestros países con tan escasos ejemplares
que apenas alcanzan a ser conocidos por
unas cuantas docenas de personas»
nuestros países con tan escasos ejemplares
que apenas alcanzan a ser conocidos por
unas cuantas docenas de personas»
-Fuentes analiza la triple marginalidad a la que han sido
sometidos los estudios de la comunicación, con respecto a las
ciencias sociales y a la investigación científica en general. Sánchez Ruiz
repasa los cambios ideológicos que han dominado las Ciencias Sociales en
Iberoamérica, desde un espíritu más crítico en los años 60 y 70 que ha ido
perdiendo fuelle. Y usted hace un recorrido bibliográfico por los estudios de
los comunicólogos. Haga una breve exposición de sus conclusiones para abrir
boca entre los lectores.
-Del texto de mi colega Raúl
Fuentes, además de su idea acerca de la «triple marginalidad» que han padecido
los estudios acerca de los medios, destaco la exhortación a seguir
reflexionando, desde el análisis de la comunicación, acerca del contexto
académico y metodológico de esta labor. En el trabajo de mi también colega
Enrique Sánchez Ruiz sobresalen el carácter complejo y transdisciplinario de la
investigación acerca de los medios, así como la necesidad de interactuar con
reflexiones teóricas para trascender el frecuente empirismo de numerosos
estudios. Mi contribución al libro subraya el interés reciente que el estudio
de la comunicación despierta en variadas ramas de las ciencias sociales y la
exigencia que esta situación impone para que quienes estamos comprometidos con
estos temas miremos con atención a esas áreas de la investigación social.
-Son importantes los análisis que hagan desde
Iberoamérica, teniendo en cuenta que en un reciente diálogo de uno de ustedes
(Raúl Fuentes) con Miquel de Moragas, recordaban que, por la situación política
en España, el flujo y el influjo de los estudios de comunicación venía más de
Iberoamérica hacia España que al revés. ¿Cuál es la situación hoy en día?
«Internet ha alterado los estudios de comunicación desde la esencia misma de sus esquemas teóricos» |
-Creo que si pensamos en las amplias comunidades
académicas que se dedican en nuestros países a estos temas, tendremos que
reconocer que en ambos flancos del Atlántico se mantiene, en lo fundamental, un
costoso desconocimiento de lo que se hace en cada nación. En América Latina los
profesores involucrados en carreras de Comunicación, en su gran mayoría, están
poco actualizados acerca de la reflexión y la investigación en España, pero
también en cada uno de nuestros países. En las universidades colombianas se
conoce y lee poco lo que escriben académicos chilenos y mexicanos, en México
circula poco y mal la producción argentina, etcétera. Los libros españoles suelen
llegar a casi todos nuestros países, pero con dotaciones de tan escasos
ejemplares que apenas alcanzan a ser conocidos por unas cuantas docenas en cada
sitio. Y todos juntos, compartimos una enorme ignorancia acerca de la vital
producción académica que hay en Brasil. No hemos aprendido a utilizar internet
para la difusión de nuestros trabajos. Desde luego, casi en cada uno de
nuestros países hay un puñado de académicos que están más o menos al día, que
leen o al menos se enteran de la nueva producción de los colegas a los que
encuentran en congresos internacionales o que participan en algunas revistas de
circulación iberoamericana, pero son los menos. Hay mucho por hacer en la
difusión de esos trabajos. Tengo la impresión de que quienes lo harán mejor, lo
mismo como autores que como lectores, serán los académicos jóvenes que emplean
internet sin los atavismos de muchos de los colegas de mi generación.
-¿Dominan los autores e
investigadores anglosajones y los franceses en los estudios de
comunicación?
-Entre ellos hay algunos autores
que han destacado por su reflexión panorámica, teórica, acerca de asuntos
respecto de los cuales muchos latinoamericanos han escrito solamente estudios
de caso. Allí radica la influencia principal de autores de tales países. En
ello influye, desde luego, la existencia de más traducciones del inglés y del
francés que de otras lenguas. Hoy en día en América Latina por ejemplo, y
supongo que también en España, es difícil que un editor se arriesgue a traducir
y publicar a un investigador chino, o a alguno de un país africano. Pero en las
revistas especializadas aparecen cada vez más artículos de autores que trabajan
con originalidad y rigor en países que destacaban poco en la investigación
sobre estos asuntos.
-Dado que hacen un amplio repaso bibliográfico, recomiende
un libro que sea referencia en los estudios de comunicación, el que no hay que
perderse...
-Ya sabemos que en gustos se
rompen géneros. A mí siempre me ha parecido brillante el desparpajo y la
creatividad de Marshall McLuhan. Entre otros, su libro La comprensión de los medios como las extensiones del hombre me
parece indispensable. Lo he tenido como lectura básica en varios de mis
seminarios de posgrado y los estudiantes lo encuentran muy actual. Estoy seguro
de que mis colegas Fuentes Navarro y Sánchez Ruiz tendrán sus propios gustos.
«No hemos aprendido a utilizar internet
para la difusión de nuestros trabajos;
para la difusión de nuestros trabajos;
lo harán mejor los académicos jóvenes»
-Los nuevos medios (internet) han cambiado el discurso
comunicativo. ¿Cómo han influido en los estudios de comunicación?
-Internet, con su apertura a la
interactividad, rompió el paradigma de los medios convencionales que suponía
que la comunicación transitaba solamente del emisor a los receptores. Es decir,
la red ha alterado a los estudios de comunicación desde la esencia misma de sus
esquemas teóricos. Además, ha sido un medio (o un ámbito para la presencia de
muchos medios, según se le quiera ver) cuyo desarrollo hemos presenciado paso a
paso. Nunca el crecimiento de un medio de comunicación había sido tan visible
de manera abierta y para tantos interesados en él. En tercer término, internet
ha sido, entre muchas otras cosas, una plataforma para difundir lo que se dice
y estudia acerca de ella. Ha comenzado a transformar las prácticas en materia
de distribución e intercambio entre los investigadores en todas las áreas del
conocimiento incluyendo también —desde luego— a quienes estudian la
comunicación. En cuarto lugar, internet está creando nuevas prácticas sociales
que obligan a un acercamiento multidisciplinario y que requiere de los
comunicólogos, o de los científicos sociales volcados en el estudio de los
medios, de una mirada más abierta y desprejuiciada, pero a la vez más exigente
y atenta que nunca antes. Se trata de una actualización de paradigmas y
enfoques que puede ser desconcertante para muchos, pero que, antes que nada,
resulta fascinante.
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