[Entrevista con Mariano Cebrián, catedrático de Periodismo de la Universidad Complutense, sobre el libro Industrias culturales. El modelo nórdico como referencia para España. Por Marta Frechilla]
Mariano Cebrián Herreros, Javier Maestro Bäcksbacka y Ángel L. Rubio Moraga son los editores del libro Industrias culturales. El modelo nórdico como referencia para España, publicado por Editorial Comunicación Social y en el que han participado profesores de varias universidades españolas y nórdicas. Hoy, jueves 26 de enero, a las siete y media de la tarde en el Instituto Iberoamericano de Finlandia en Madrid (c/ Caracas, 23), está prevista la presentación de este estudio multidisciplinar en torno a la situación actual de las industrias culturales en los países nórdicos como un modelo de vanguardia de la globalización como referencia para España. Mariano Cebrián, catedrático de la Universidad Complutense, nos adelanta parte del contenido en esta entrevista.
El catedrático Mariano Cebrián. |
-En una obra anterior, ya habían hecho un primer análisis de las industrias culturales nórdicas. ¿Qué aporta este nuevo estudio?
-Nuestro grupo de investigación ha realizado diferentes estudios sobre la sociedad de la información y del conocimiento en los países nórdicos. En esta obra analizamos y profundizamos en el campo de las industrias culturales en los países nórdicos, dentro de un contexto global de la sociedad de la información.
-La Unión Europea considera el modelo nórdico de la sociedad del conocimiento como un referente, un modelo, para el resto de países comunitarios. ¿Por qué?
-Castells ya estableció tres modelos: el de Silicon Valley, el modelo autoritario de Singapur y el de los países nórdicos. Se centra en la situación de Finlandia, que se considera el paradigma. El modelo finlandés encaja perfectamente en los planteamientos y enfoques de la Unión Europea, por la implicación que existe de los diferentes sectores sociales, la universidad, las empresas, la iniciativa privada, y que el modelo vaya destinado al servicio de la sociedad civil. La UE lo observó no tanto como un modelo para copiarlo tal cual, pero sí como un elemento de orientación.
-¿Hay elementos que España puede copiar y trasvasar?
-El estudio de la sociedad de la información lo hemos hecho desde la perspectiva española. A partir del análisis a fondo del modelo nórdico analizamos los aspectos que podrían trasvasarse a España. Hay líneas que sí observamos en uno y otro modelo. Por ejemplo, en los países nórdicos se está dando importancia a los parques tecnológicos, una línea que también se promueve en España. En cualquier caso, en el libro insistimos en terrenos más globales que en análisis pormenorizados. Por otro lado, los países nórdicos están trabajando en unas innovaciones tecnológicas de relieve, y el libro se refiere a las industrias culturales en internet y los nuevos medios, más que en los medios tradicionales.
-Industrias culturales dedica varios capítulos a los derechos de autor y cómo les han afectado el desarrollo de internet. Precisamente, la propiedad intelectual se trata de un asunto que alimenta un debate caliente en España y en el mundo en general.
-Sí, es un tema general, que no concierne a un solo país, porque estas redes son universales. Internet es un medio abierto y se puede acceder a sus contenidos desde un punto u otro del mundo. El problema que está apareciendo en España referido a los derechos de autor se plantea en todos los países. Lo que está claro es que hay unos derechos de autor que hay que respetar al máximo. No podemos obtener unos productos de manera gratuita cuando hay unas personas a las que les cuesta un esfuerzo producirlos. Es un debate que está abierto y tenemos que buscar la mejor solución. Por un lado está en juego la libertad de acceso a la información, y por otro el respeto a las personas que producen una serie de contenidos y que tienen que cobrar para poder sobrevivir.
«Las industrias culturales también están llegando a la telefonía móvil. En los próximos años se va a producir un gran salto» |
-A los medios tradicionales y a internet, ahora se ha sumado el teléfono móvil que además de cumplir las funciones tradicionales de comunicación entre dos personas, ahora sirve de soporte informativo.
-Las industrias culturales han estado ceñidas durante mucho tiempo a los medios tradicionales. Pero ahora es difícil definir hasta dónde llegan o no las industrias culturales, estamos hablando en términos ambiguos y tenemos que revisar cuál es su alcance. Han pasado de los medios clásicos a los cibermedios. Internet es una vía de distribución directa de información entre el productor y el consumidor. Aplica muchos de los procesos tradicionales y establece una dimensión nueva. Y ahora llega otra más: el ámbito de los teléfonos móviles. Las industrias culturales están haciendo este cambio, este traslado, hacia el ámbito de la telefonía móvil. En los próximos años veremos cómo se va a producir un gran salto.
-¿Y las investigaciones del modelo nórdico que aparecen en el libro podrán servir de guía para mejorar la implantación de esta nueva tecnología móvil de manera adecuada en España?
-Está produciéndose en la mayoría de los países, y en los nórdicos se está desarrollando con gran éxito. Cuentan con unas redes muy amplias, con un ancho de banda superior. Además están consiguiendo que dentro de las redes de telefonía móvil haya ancho de banda suficiente para que puedan circular los productos más complejos, como los audiovisuales y multimedia, y que también pueda haber una interlocución con los receptores. Incluso a los videojuegos se les están aplicando sistemas de vanguardia para favorecer todos los procesos de interactividad, que pueda haber mayores intercambios.
-¿En la obra han participado profesores o algún autor más?
-Está elaborado por un equipo interuniversitario y el estudio es multidisciplinar. El núcleo del equipo está en la Universidad Complutense —que nos ha dado un gran apoyo, junto al Banco Santander, para el desarrollo del proyecto—, aunque también contamos con la colaboración de profesores de otras universidades españolas y de los países nórdicos. Hemos querido estudiar las industrias culturales nórdicas desde fuera, pero no podemos perder la visión desde el interior. Por eso hemos recurrido a los profesores de allí. Y hemos desarrollado el trabajo con un objetivo claro: que España pueda aprovecharse de este desarrollo que está teniendo lugar en los países nórdicos.
-¿A quién va dirigido el libro?
-A todos aquellos que puedan estar interesados en los modelos nórdicos. A los profesionales e investigadores implicados en su estudio, pero también a las instituciones públicas, para que puedan conocer otros modelos que les puedan servir de base. También es un libro que viene muy bien orientado a los alumnos de doctorado, grado y posgrado, para que puedan tener una referencia de lo que está ocurriendo en un contexto próximo.
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